Page 741 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Isaac quedó boquiabierto.

                —Que el dulce Jabber nos proteja —susurró.

                La muralla de desperdicios se estaba moviendo. Se


            incorporaba.

                Los  muelles  de  colchón,  las  viejas  ventanas,  las

            abrazaderas  y  las  máquinas  de  vapor  de  las  viejas


            locomotoras, las bombas de aire y los ventiladores, las

            poleas y correas y telares rotos caían como una ilusión


            óptica en una configuración alternativa. Isaac lo había

            visto  desde  que  llegaran,  pero  solo  ahora  que  lenta,

            atronadora, imposiblemente se movía, lo aprehendió.


            Aquello  era  el  brazo  superior,  ese  montón  de

            desperdicios;  aquel  coche  infantil  roto  y  la  enorme


            rueda  de  carro  invertida  eran  pies;  el  triángulo  de

            cerchas era el hueso de una cadera; el enorme bidón

            químico  un  muslo,  y  el  cilindro  cerámico  una


            pantorrilla...

                La  basura  era  un  cuerpo,  un  vasto  esqueleto  de

            desechos industriales de más de ocho metros de altura,


            de la cabeza a los pies.

                Estaba  sentado,  la  espalda  permeable  apoyada

            contra los montones de escombro. Alzó del suelo unas


            rodillas  nudosas,  formadas  por  enormes  pernos

            arrancados  por  la  edad  del  brazo  de  un  vasto


            mecanismo. Mantenía los pies sobre el suelo, cada uno

            adosado  a  una  desmañada  industria  de  piernas




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