Page 776 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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combatiente,  que  seguía  sacudiéndose  como  un

            tiburón, tratando de arrancarle la cabeza a la Tejedora.

                Acercó a su derecho un poco, ataca ahora, pensó hacia


            su compañero, escupe duro, acaba con dos. persigue a los

            heridos.  Entonces  giró  su  cabeza  a  un  lado  y  a  otro,

            dejando  escapar  un  pensamiento  angustiado,  ¿dónde


            está la otra?

                La otra, la última polilla que había escapado de las


            llamas de la anciana para perderse de la vista con un

            elegante picado, había descrito un amplio rizo sobre los

            tejados,  ascendido  de  nuevo,  volando  muy  lenta,


            cambiando el color de sus alas para camuflarlas contra

            las nubes y atacar ahora, en un repentino estallido de


            colores  oscuros,  una  resplandeciente  muestra  de

            patrones hipnagógicos.

                Surgió al otro lado de los manecros, frente a los ojos


            del izquierdo. El joven humano saltó en un paroxismo

            de sorpresa al ver a la bestia predadora abrir sus alas.

            Percibió cómo su mente comenzaba a apagarse ante las


            sombras de medianoche que mutaban sinuosas en las

            alas de la polilla.

                Sintió un instante de terror, después nada más que


            una  violenta  e  incompresible  marea  de  sueños...  y

            entonces de nuevo el terror; tembló, el miedo mezclado


            con  una  alegría  desesperada  al  comprender  que

            pensaba una vez más.




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