Page 778 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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silencio y se lanzó a través de la noche hacia la pareja
de manecros.
Y, horrorizado, el izquierdo vio cómo la criatura
frente a él apartaba la vista de su comida, giraba la
cabeza sobre su hombro y lo apuntaba con sus antenas,
en un lento y ominoso movimiento.
Tenía polillas delante y detrás. El derecho, en el
cuerpo del niño, tembló y aguardó las instrucciones.
¡abajo!, gritó el izquierdo con repentino pavor, ¡abajo,
lejos! ¡misión abortada! ¡solos y condenados, huir, escupir y
volar!
Una oleada de pánico desbordó la mente del
derecho. El rostro del niño se torció aterrado y
comenzó a escupir fuego. Después se desplomó hacia
las piedras supurantes de Nueva Crobuzon, hacia su
maderamen húmedo y pútrido, como un alma
arrastrada hacia el Infierno.
¡abajo abajo abajo!, gritaba el izquierdo mientras las
polillas saboreaban su rastro de terror con las viles
lenguas.
Las sombras nocturnas de la ciudad se alzaron como
dedos, apresaron a los manecros y los empujaron hacia
una ciudad sin sol de peligro, de traición mundana,
lejos de la demente, impenetrable, inenarrable
amenaza de las nubes.
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