Page 774 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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allá de cualquier ayuda.



                El  ciego  vodyanoi  casi  se  había  liberado  de  las


            correas de cuero que lo fijaban a la mujer, cuya mente

            estaba en manos de la polilla. Pero, cuando el derecho

            estaba  a  punto  de  soltar  la  última  hebilla  y  alejarse


            volando, la criatura se acercó para alimentarse.

                Rodeó a su presa con sus brazos de insecto y la aferró


            con fuerza. Acercó a la mujer hacia sí mientras le metía

            la lengua palpitante en la boca y comenzaba a beber los

            sueños del manecro. La polilla sorbía con ansia.


                Era  un  jugoso  preparado.  El  residuo  de  los

            pensamientos  del  anfitrión  humano  flotaba  como  el


            sedimento  o  los  granos  de  café  en  la  mente  del

            manecro. La polilla se extendió alrededor del cuerpo de

            la  mujer,  la  abrazó  y  perforó  la  fofa  carne  vodyanoi


            adosaba  a  su  espalda  con  los  miembros  óseos.  El

            derecho  gritó  asustado  por  el  dolor  repentino,  y  la

            predadora pudo saborear el terror. Quedó confundida


            por un instante, sin comprender aquella otra mente que

            brotaba  tan  cerca  de  su  comida.  Pero  se  recuperó  y

            apretó con más fuerza, dispuesta a cebarse de nuevo


            una vez hubiera secado su primer plato.

                El  cuerpo  del  vodyanoi  estaba  atrapado  mientras


            asesinaban a su pasajero. Bregó y aulló, mas no logró

            escapar.




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