Page 777 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Enfrentada a dos grupos de enemigos, la bestia había

            titubeado un momento antes de girar levemente en el

            aire. Había alterado el ángulo de su vuelo, de modo


            que  las  alas  traicioneras  se  encaraban  ahora  con  el

            burócrata y la anciana. Después de todo, aquellos eran

            los manecros que habían intentado abrasarla.


                El izquierdo liberado vio ante él el enorme cuerpo de

            la polilla, sus alas ocultas. A su izquierda, la anciana


            giraba la cabeza nerviosa, sin saber lo que sucedía. Vio

            cómo los ojos del burócrata se desenfocaban, ¡quémala

            ahora ya ya!, trató de chillar el izquierdo a la anciana. Su


            derecho  preparó  la  boca  para  escupir,  cuando  la

            enorme  polilla  cruzó  el  aire  entre  ellos  demasiado


            rápido  como  para  verla  y  se  abrazó  a  los  manecros,

            babeando como un hombre famélico.

                Se  produjo  una  descarga  de  angustia  mental.  La


            anciana  comenzó  a  escupir  su  fuego,  que  se  perdió

            inocuo  más  allá  de  la  criatura  que  la  apresaba  y  se

            evaporó en el aire.


                Aun  cuando  pasó  la  oleada  de  horror,  el  último

            izquierdo, en el cuerpo de un hombre atado a un niño

            indigente,  vio  algo  terrorífico  por  los  espejos  de  su


            casco. Las garras de la Tejedora se hicieron visibles un

            instante y el arpón de la polilla que la atacaba se partió,


            amputado, y brotó sangre de la cola del tentáculo. Libre

            de la araña, que no volvió a aparecer, la polilla gritó en




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