Page 849 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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confianza. Parecía ser más un simio que un pájaro.

                Se deslizó nervioso sobre los sucios  paneles, hasta

            que superó la última barrera de vigas que lo separaba


            de la grieta en el cristal. Tenía la abertura frente a él.

                Al  inclinarse,  pudo  sentir  el  calor  procedente  del

            interior  iluminado.  La  noche  era  cálida,  pero  la


            temperatura en el domo debía de ser bastante alta.

                Ató  con  cuidado  el  gancho  alrededor  de  la  pieza


            metálica que rodeaba la grieta y tiró con fuerza para

            comprobar el anclaje. Después dio tres vueltas con la

            cuerda alrededor de su cintura y ató el otro extremo


            cerca  del  gancho.  Metió  la  cabeza  entre  los  bordes

            cortantes de cristal.


                Era como introducir la cara en un recipiente de té

            fuerte. El aire en el interior del Invernadero era tórrido,

            casi sofocante, lleno de humo y vapor. Brillaba con una


            áspera luz blanquecina.

                Yagharek  parpadeó  para  limpiarse  los  ojos,  los

            escudó y miró hacia la ciudad de los cactos.




                En  el  centro,  bajo  el  enorme  cristal  del  ápice,  se

            habían derribado los edificios para construir un templo


            de piedra. Era de piedra rojiza, un zigurat que se alzaba

            hasta un tercio de la altura de la cúpula. Cada uno de


            los  niveles  estaba  cubierto  por  la  vegetación  del

            desierto  y  la  sabana,  floreciente  de  rojos  y  naranjas




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