Page 900 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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El más leve murmullo de adhesión líquida, como unos
dedos embadurnados de pegamento juntándose y
separándose.
Tragó saliva tres veces y murmuró para sí, dándose
ánimos, infundiéndose valor para seguir. Volvió la
espalda a los ladrillos ante él y la estancia que había al
otro lado. Vio a Shadrach, mirándolo a cuatro patas,
con expresión decidida. Observó por sus espejos; tiró
levemente de la tubería adosada a lo alto de su casco,
que se perdía por el túnel bajo el cuerpo de su
compañero y las profundidades de la gruta, desviando
los pensamientos delatores.
Entonces comenzó a incorporarse, muy lentamente.
Miraba por los espejos con violento fervor, como si
intentara demostrarle algo a algún dios ¡Fíjate, no miro
a mi espalda, puedes verlo!. La parte superior de su
cabeza superó el labio del hoyo y al mismo tiempo
aumentaron la luz y la pestilencia.
Su terror no dejaba de crecer. El sudor ya no era
caliente.
Inclinó la cabeza y se incorporó un poco más, hasta
que vio la propia habitación bajo la luz sepia que se
abría paso por un sucio ventanuco.
Era una estancia larga y estrecha, con menos de tres
metros de anchura por unos siete de profundidad.
Estaba cubierta de polvo, abandonada hacía mucho,
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