Page 968 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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un  cazador  en  dirección  nordeste.  Hasta  que

            finalmente, cuando la calle viraba y se dirigía al norte

            en  un  ángulo  más  abrupto,  había  reunido  el  coraje


            necesario para atravesarla a hurtadillas, con la mirada

            ceñuda de un mendigo furioso y se había sumergido en

            el corazón del Pozo Siríaco, en dirección al Hospital de


            Verulino.

                Era  una  montaña  antigua  y  extendida,  llena  de


            torreones y decorada con diversas molduras de ladrillo

            y  cemento:  dioses  y  demonios  se  observaban

            mutuamente  desde  lo  alto  de  sus  ventanas,  y  de  los


            múltiples  niveles  del  techo  asomaban  dragoks

            rampantes en ángulos insólitos. Tres siglos antes, había


            sido una grandiosa casa de reposo para ricos dementes,

            en medio de lo que por entonces era un suburbio no

            muy populoso de la ciudad. Los barrios marginales se


            habían  extendido  como  la  gangrena  y  habían

            terminado por tragarse el Pozo Siríaco: el asilo había

            cerrado y se había transformado en un almacén de lana


            de baja calidad; luego la bancarrota lo había vaciado;

            había sido ocupado por una banda de ladrones y más

            tarde  por  una  fallida  unión  de  taumaturgos;  y


            finalmente  comprado  por  la  Orden  de  Verulino  y

            convertido una vez más en hospital.


                Una vez más en un lugar de curación, decían.

                Privado de fondos o medicamentos, con doctores y




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