Page 971 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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cazador de los que están a punto de morir. Había sido
vagamente consciente de los criterios con los que había
regido su búsqueda (de mente sana y no tan enfermo como
para que no sobreviva al día) y eso la había hecho sentirse
enferma hasta el alma. La monja la había visto, se había
aproximado a ella con una curiosa falta de urgencia y
había demandado saber a quién estaba buscando.
Derkhan la había ignorado, había continuado con su
fría y terrible evaluación. Había recorrido la sala por
completo y finalmente se había detenido frente a la
cama de un fatigado anciano cuyas notas le concedían
todavía una semana de vida. Dormía con la boca
abierta, babeando ligeramente y haciendo muecas en
su sueño.
Se había producido un horripilante momento de
reflexión, en el que ella se había encontrado a sí misma
aplicando una ética tortuosa e insostenible a su elección
(¿Quién es aquí un informador de la milicia?, quería gritar.
¿Quién es aquí un violador? ¿Quién un asesino de niños?
¿Quién un torturador?). Había acallado tales
pensamientos. No podía permitírselos, se había dado
cuenta. Podían volverla loca. Esto tenía que ser una
obligación. No podía ser una elección.
Derkhan se había vuelto hacia la monja que la seguía
emitiendo un constante flujo de tonterías que no
resultaban difíciles de ignorar.
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