Page 257 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
P. 257

Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo





                  Cuando  Corbell  llegó  a  la  costa  antártica



               estaba  oscureciendo.  El  Sol  había  dejado  una


               estela           rojo          oscuro             sobre           el        horizonte


               septentrional;  un  círculo  rojo  sobre  el  rojo


               mostraba  la  faz  nocturna  de  Júpiter.  Se


               distinguían  dos  pequeñas  lunas  jupiterianas,


               una  al  Este  y  otra  al  Oeste.  Hacia  adelante,


               oscuros bosques conducían hasta la negra costa.



                  Los árboles llegaban hasta él y se abrían para


               darle paso.


                  La suave marcha se transformó pronto en un


               movimiento  browniano;  el  coche  empezó  a


               esquivar troncos de árboles a una endemoniada


               velocidad.  Corbell  se  sujetó  fuertemente  a  la


               barra  acolchada  para  no  rebotar  en  el  interior,


               pero no se atrevió a cerrar los ojos. Las escenas


               de  persecución  vividas  en  Ciudad  Cuatro



               debían  haber  agotado  su  capacidad  para  el


               terror, pero no era así.


                  Los  viejos  árboles  se  abrían  paso  a  través  de


               una maraña de retoños, enredaderas, maleza y


               grandes  hongos.  Los  vegetales  aparecían


               amontonados  unos  sobre  otros.  Un  par  de


               enormes  aves  huyó  del  coche,  gritando.  El



               vehículo  avanzaba  a  cierta  altura,  pero  las


               ramas azotaban su parte inferior.

                                                            256
   252   253   254   255   256   257   258   259   260   261   262