Page 34 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
Sabía qué eran y dónde estaban. Eran cilindros
gruesos y pesados, dispuestos en torno al
perímetro de la nave estelar. Había diez sondas,
y cada una pesaba casi tanto como el sistema de
mantenimiento vital de Corbell. Conocía la
distribución de esa masa. Conocía el sistema de
grapas que las sujetaba al casco y era capaz de
manejarlas o de reparar en las grapas distintos
tipos de averías. Sabía también, o casi, a dónde
debían ir las sondas después de que las soltara;
lo tenía en la punta de la lengua…; todo hacía
suponer que el dato estaba en las inyecciones de
ARN, pero que aún no le habían dado
instrucciones.
Sin embargo, no sabía para qué servían esas
sondas.
Entonces comprendió que lo mismo ocurría
con la totalidad de la nave. Sabía cuanto era
necesario saber sobre una nave sembradora,
pero nada en absoluto sobre los otros tipos de
naves interestelares, ni sobre los viajes
espaciales, ni de los vehículos diseñados para
permanecer en órbita. Sabía que le lanzarían
desde la Luna por medio de un acelerador
lineal. Conocía el diseño del acelerador y hasta
podía verlo: eran trescientos cincuenta
kilómetros de anillos puestos de punta a través
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