Page 394 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


               atravesaba  ya  la  ventana  en  una  graciosa


               zambullida  de  cisne.  Corbell  rodó  sobre  sí



               mismo, se puso en pie y echó a correr.


                  Krayhayft  arrojó  su  machete,  que  rozó


               perversamente la pantorrilla de Corbell.


                  —¡Detente  o  te  mato!  —gritó  Krayhayft.


               Skatholtz ladró a sus espaldas, cerca ya:


                  —¡No lo hagas! ¡Sabe algo!


                  Corbell  se  hundió  entre  el  maíz.  El  coche‐



               burbuja  se  había  detenido  justo  frente  a  la


               entrada.  Una  melena  blanca,  con  una  barba


               blanca,  asomaban  por  entre  las  quebradas


               enredaderas  que  aún  le  envolvían.  Gording  se


               estiró  para  abrir  la  portezuela,  sujetando  un


               palo contra el tirante. ¿Por qué?


                  Al  diablo  con  todo.  Corbell  se  lanzó  hacia


               adelante,  dio  la  vuelta  para  entrar  en  el


               vehículo.



                  Allí            estaba               Skatholtz;                  boquiabierto,


               horrorizado, se detuvo bruscamente. Corbell le


               dio con la puerta en las narices.


                  Aquel palo contra el tirante… Gording tenía la


               hebra  tendida  a  través  de  la  portezuela  y  la


               sujetaba con el palo. Bien pudo haber amputado


               las  manos  de  Corbell.  Al  diablo  también  con



               eso.


                  —¡Vamos!

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