Page 182 - Kraken - China Mieville
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—¿Sabes quién soy yo? —dijo Dane—. Pues
claro que lo sabes, joder. Vete a decirle a su
santidad que estoy aquí y déjanos entrar.
Bruscamente, pero con un tacto que a Billy no
se le escapó, Dane lo empujó adentro.
Una vez cruzada la reja, las paredes dejaron
atrás su monotonía. Billy se quedó boquiabierto.
Aunque seguían siendo de hormigón y carecían de
ventanas, las paredes mostraban intrincadas
formas. Manchadas por una suciedad londinense
que ninguna limpieza podía eliminar, un nautilo
enredado con un pulpo, con una sepia, con su
engalanado manto aplanado, como el reborde de
una falda. Enroscaba sus brazos con un argonauta
que se meneaba por debajo de su caparazón
huevera. Y calamares por todas partes. Moldeados
cuando las paredes aún estaban húmedas.
Menudo pasillo, ese pasadizo de la oficina del
consejo. Una borde tentacular del calamar
vampiro, como un malo de Disney; el cascarrabias
de Humboldt; calamar látigo en postura de
diapasón. Sus cuerpos se percibían en tamaños
similares; sus especificidades, suprimidas en
virtud de una cualidad compartida del calamar,
una esencia téuthica. Su —la palabra se instaló en
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