Page 660 - Kraken - China Mieville
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—¿Habías estado antes aquí, Wati? —dijo.
—Dentro, nunca —le dijo la figura que
portaba—. No hay nada donde pueda meterme.
Sellar golpeó suavemente la puerta, un
complicado código en staccato. A la altura de sus
tobillos había una colección de botellas vacías.
Sellar pegó la oreja a la madera, esperó, y entonces
llamó a Billy con señas. Las cortinas de la planta
baja eran de un espeso algodón rojo oscuro; las del
primer piso, de cachemira verde azulada; las de
arriba, con dibujos de plantas. Todas estaban
pegadas al interior del cristal.
—Ven —dijo Sellar.
Sellar escribió un mensaje que Billy no pudo
ver, lo enrolló y lo depositó dentro de una botella.
Enroscó bien la tapa y la introdujo por la ranura
del correo de la puerta. Pasaron unos instantes,
pero no muchos. Billy se sobresaltó cuando la
solapa se abrió y la botella cayó afuera y se estrelló
contra el escalón de hormigón. Los ladridos de los
perros no remitieron, ni los gritos de los niños,
jugando hasta tarde. Billy cogió el papel. Levantó
el muñeco, para que Wati también pudiera leerlo.
El papel estaba húmedo. La tinta estaba
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