Page 663 - Kraken - China Mieville
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Si cogían un barco. Deberían coger un barco y


             un gran Buda de hierro o de latón, pongamos por



             caso.  Donde  el  agua  fuera  profunda,  sobre  una


             fosa en el Atlántico, podían inclinar la estatua por


             encima de la borda, y Wati podía iniciar un largo


             y tambaleante descenso, una precipitación hacia la


             más abrumadora oscuridad. Ir a descansar de una


             vez por todas sobre el lodo y los huesos roídos por


             los         mixines,               y        Wati            podía             carraspear



             educadamente y esperar hasta atraer la atención


             de algún ojo sin derecho a ser tan grande. «Hola.


             ¿Hay alguna razón en particular por la que vuestra


             pequeña  cría  de  plancton  vaya  a  incendiar  el


             mundo?», podría decir.




                    —¿Y cómo se supone que voy a salir después?


             —dijo Wati. Había una amalgama de estatuas en


             el lecho marino, pero ¿a qué distancia podían estar


             todas ellas de su entrevista abisal? ¿Y si se hallaban


             fuera de su alcance y tenía que sentarse allí, en la


             negrura, muerto de aburrimiento, toqueteado por



             peces  luminosos,  hasta  que  el  océano  lo


             erosionara, sacándolo de su estatuesca naturaleza


             y  de  sí  mismo?  Así  pues:  había  que  colocar  la


             estatua  ancla  más  pesada  en  el  extremo  de  una


             cadena  ensartada  con  otros  cuerpos  fabricados,


             para  que,  una  vez  finaliza  el  interrogatorio,




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