Page 991 - Kraken - China Mieville
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de las esquinas inferiores de la tela se movió. Fue
apartada hacia atrás lentamente.
—Nos está dejando ver —dijo Billy—. Para que
veas las coordenadas, Simon. Haz lo que tengas
que hacer.
—Maldita sea —dijo Saira—. Supongo que eso
es que nos da permiso.
La cortina se retrajo desde una esquina de
oscuridad. Detrás no había nada visible, hasta que
desde las profundidades de aquella oscuridad
llegaron movimientos, insinuaciones en la
pendiente. Se aproximaron, deteniéndose a pocos
centímetros del cristal. Mirando hacia fuera desde
la luz tenue que las farolas proyectaban dentro de
la sala, había minúsculos peces translúcidos.
Sus aletas ventrales oscilaban, vibrantes.
Observaban a Billy con ojos transparentes. Vino
algo repentino, rápido, tan sorprendente como
para quedarse boquiabierto, y los pececillos ya no
estaban. Las cortinas se arremolinaron
delicadamente.
Se encendieron unas luces en la sala oscura. Las
luces se movían. Emergieron en una gruta. Una
habitación llena de mar. Un salón, sofá, sillas,
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