Page 607 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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progresos                y        triunfos              y       su         espantoso


              descubrimiento final.



              Hay  pocas  fronteras  inmutables  en  la  Cápsula


              Centinela. Las diversas entidades electrónicas y

              orgánicas ya no poseen divisiones firmes, y cada


              una se apoya en las demás y toma prestadas de


              ellas para su funcionamiento cotidiano. De igual

              forma,  el  pasado  se  superpone  al  presente  a  la


              más mínima invitación. Avrana Kern, o la cosa


              que considera ser ella, vuelve a vivir su relación


              con  el  planeta  verde  y  sus  habitantes:  su

              respuesta matemática; enseñar a los monstruos a


              hablar; sus conversaciones dolorosas y difíciles;


              su  adoración,  sus  súplicas,  las  narraciones

              desconcertantes  y  casi  incomprensibles  que  le


              contaron de sus hazañas. Kern ha hablado con un


              número  incontable  de  sus  grandes  mentes:


              devotas  y  astrónomas,  alquimistas  y  físicas,

              líderes  y  pensadoras.  Kern  ha  sido  la  piedra


              angular de una civilización. Ningún ser humano


              ha experimentado lo que ella, ni ha tocado algo

              tan  alienígena.  Salvo  que  no  lo  son,  claro.  Es


              innegable que su especie surgió junto a la de ella.


              Comparten  antepasados  de  hace  quinientos


              millones de años, antes de que la materia de la

              vida  se  separase  entre  aquellos  que  llevan  los


              nervios en la espalda y los que los llevan en su


              vientre.











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