Page 684 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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las zonas en torno a los puntos de anclaje de los
ascensores se mantienen despejadas, y sobre ella
ve una gran carpa con paredes de seda y de
treinta metros de alto, que culmina en un único
punto que se estira eternamente hacia lo alto, más
allá de la capacidad de sus ojos para seguirlo.
Pero sabe adonde conduce: hacia arriba, saliendo
de la atmósfera del planeta, y más, mucho más
lejos, como un finísimo hilo que se alza hasta
medio camino del arco de la luna. El ecuador está
punteado con ellos.
Aquella lejana aeronauta tenía razón: había una
forma más fácil de salir del pozo de gravedad del
planeta y a la órbita, y lo único que requería era
tejer un hilo lo suficientemente fuerte.
Bianca se reúne con sus asistentes, una banda
respetuosa de cinco hembras y dos machos, y se
apresuran a entrar en otra cápsula, esta
propulsada por poco más que simple principios
mecánicos utilizados a gran escala. A una
distancia inimaginable hay un peso equivalente
que en ese momento desciende hacia la superficie
del planeta. Por efecto del tipo de matemáticas
que la especie de Bianca ha dominado desde hace
siglos, el vagón de Bianca comienza su largo,
larguísimo ascenso.
Ella es su general, la especialista en táctica. Acude
a ocupar su posición en la bulliciosa comunidad
conocida como Gran Nido Estelar para dirigir la
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