Page 680 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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hayan hecho. No tenemos ningún otro sitio
adonde ir.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó débilmente
Holsten.
—Vamos a luchar —declaro Karst, y su impulso
regresó con esas palabras—. Vamos a luchar
contra Kern, y vamos a luchar contra… eso.
Estamos llegando a casa, ¿me oyes? Ese es ahora
nuestro hogar. Y bombardearemos el jodido sitio
con el conductor de masas desde la órbita si
tenemos que hacerlo para que sea nuestro. Las
quemaremos. Las quemaremos a todas. ¿Qué
otra cosa nos queda?
Se frotó la cara. Cuando apartó las manos, parecía
sereno.
—Bien, necesito más cerebros para esto. Alpash,
ha llegado el momento.
El ingeniero asintió.
—¿El momento de qué? —preguntó Holsten.
—El momento de despertar a Lain —respondió
Karst.
7.2
Qué tosca bestia
Más allá de los zarcillos físicos con los que han
rodeado su planeta, las arañas han tejido una red
aún más amplia. En el frío del espacio, receptores
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