Page 682 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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futuro si se permitía que la Gilgamesh volviera sin


              encontrar  resistencia.  Había  repasado  sus


              recuerdos  fragmentarios  de  la  historia  de  su

              especie  y  no  había  encontrado  más  que  una


              jerarquía  de  destrucción:  su  especie  devastó  la


              fauna del planeta Tierra, y luego se lanzó contra


              sus  propios  descendientes  emparentados,  y

              finalmente,  cuando  ya  no  quedaba  ningún


              adversario adecuado, se volvió contra sí misma.


              La humanidad no tolera competencia, según les

              ha explicado; ni siquiera la de su propio reflejo.



              Por  tanto,  durante  generaciones,  la  unidad


              política  de  las  ciudades  arácnidas  ha  trabajado


              para crear aquella vasta presencia orbital, usando

              todas  las  herramientas  disponibles.  Las  arañas


              han  entrado  en  la  era  espacial  con  un  vigor


              desesperado.



              Y Bianca alza la vista al cielo que se oscurece, a la

              filigrana  invisible  del  Gran  Nido  Estelar,  la


              ciudad orbital, y se dice que habría preferido que


              esto no sucediera durante su vida.



              El enemigo ha llegado.


              Nunca ha contemplado a este enemigo, pero sabe


              qué  aspecto  tiene.  Ha  buscado  antiguos


              Conocimientos, conservados durante siglos, que

              se  remontan  a  una  época  cuando  su  especie  se


              enfrentaba a la extinción ante un enemigo mucho


              más comprensible. Pues, durante la conquista de


              la supercolonia de hormigas, la especie de Bianca




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