Page 683 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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se encontró con lo que ahora sabe que es la
humanidad. Hubo gigantes en el mundo, en
aquellos tiempos.
Ahora ve, a través de los ojos largo tiempo
muertos de una distante antepasada, al monstruo
cautivo que cayó del cielo; no desde la Mensajera,
como se creyó entonces, sino desde esta amenaza
inminente. Poco sabían que se trataba de un
heraldo del fin.
Parece difícil creer que una cosa tan enorme y
pesada pudiera ser consciente, pero al parecer lo
era. Más que consciente. Cosas como esa (al igual
que la Mensajera fue una vez una cosa como esa)
constituyen la especie primigenia, los arcaicos
astronautas responsables de toda la vida que ha
evolucionado en el mundo de Bianca. Y ahora
vuelven para deshacer este error.
Las reflexiones de Bianca la han conducido más
allá de la vasta extensión de la conurbación de
Siete Árboles y hasta el punto de anclaje más
cercano, viajando velozmente a lo largo de un
cable en una cápsula propulsada por músculo
artificial fotosintético y autosuficiente. Ahora
desembarca, percibiendo el gran espacio abierto
a su alrededor. La mayor parte de las masas
terrestres tropicales y templadas de su mundo
aún están cubiertas de bosques, sea para fines
agrícolas, como reservas naturales, o como
andamiaje para las ciudades de su especie. Pero
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