Page 753 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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angulares repletos de patas volando por todas
partes, las muertas colgando en línea recta del
casco como globos macabros.
Algunas estaban respondiendo a los disparos, lo
que le supuso una desagradable sorpresa.
Poseían algún tipo de arma, aunque los
proyectiles eran lentos y voluminosos en
comparación con las veloces balas de las pistolas
humanas. Por un momento Karst pensó que
estaban arrojándoles piedras de nuevo, pero los
misiles eran parecidos al hielo o al cristal. Se
hacían añicos contra los trajes acorazados, sin
causar ningún daño.
Las arañas se mostraban inesperadamente
resistentes, cubiertas con algún tipo de armadura
tejida que las hacía conmoverse por los impactos
de las balas sin permitir necesariamente que
penetrasen, y Karst y sus camaradas tuvieron que
chorrear balas sobre varias de ellas antes de que
una las perforase.
Pero cuando morían estallaban de forma muy
satisfactoria.
Pronto, si quedaban algunos enemigos
supervivientes, habían huido. Karst se detuvo un
momento e informó a Lain antes de dar el gran
paso de salir él mismo al exterior del casco, allá
fuera ante el horizonte cercano de la Gilgamesh.
Luego no quedaba más que hacerlo… y salió.
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