Page 765 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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ángulos rectos, sepultados entre estas paredes
sólidas y masivas. No hay nada que intente imitar
a la naturaleza. En vez de eso, todo sigue las
estrictas guías de esa estética alienígena
dominante.
Su grupo de pares ha atravesado las puertas
desgarradas del hangar de lanzaderas, y luego ha
cerrado la brecha tras de sí para minimizar la
perdida de presión. Portia solo ha dispuesto de
algunas oportunidades de contactar por radio
con otros grupos, informes apresurados antes de
que los gigantes cambien su propia frecuencia y
aneguen todas demás con su tormenta invisible.
Ya hay seis grupos de pares diferentes en el
interior de la gran nave, varios de ellos en una
sección que no dispone de aire. Los intentos de
coordinarse son imposibles. Cada tropa va por su
cuenta.
Encuentran a los primeros defensores poco
después: unos veinte gigantes que acuden con
intenciones violentas antes de que las arañas
puedan montar sus armas de gran escala. Las
vibraciones de la aproximación del enemigo
sirven como aviso hasta un extremo casi absurdo,
y la banda de Portia (compuesta ahora por una
docena) tiene tiempo de tender una emboscada.
Una trampa elástica raudamente trenzada atrapa
a los primeros gigantes en un enredo de tela mal
construida, insuficiente para retenerlos mucho
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