Page 764 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
P. 764
7.8
La guerra en el interior
Como una colonia de hormigas, piensa Portia. Sin
embargo, esto no es cierto, solo es algo que se dice
a sí misma para compensar la sensación de
encontrarse en un entorno vastamente
alienígena.
Portia proviene de una ciudad que es un bosque,
repleta de espacios complejos y multifacéticos,
pero las arquitectas de su pueblo han reducido
esa geografía tridimensional a su propia escala,
compartimentando la vastedad hasta volverla
gestionable, controlable. En este lugar, los
gigantes han hecho lo mismo, construyendo
cámaras que para ellos quizá sean un poco
estrechas y constreñidas, pero a Portia la escala
exagerada de todo ello le resulta amedrentadora,
un constante recordatorio del puro tamaño y la
fuerza física de los seres cuasividinos que crearon
esa nave y cuyos descendientes aún moran en
ella.
Lo peor es su implacable geometría. Portia está
acostumbrada a una ciudad de mil ángulos, una
sucesión de muros, suelos y techos colgados con
todas las inclinaciones imaginables, un mundo
de seda tensa que puede ser desmontado y vuelto
a construir, dividido y subdividido y
eternamente rehecho a medida. Los gigantes han
de pasar la vida entre estos rígidos e invariables
763

