Page 762 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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estaba atrapada en la tela de araña que aquellas
cabronas había dispuesto por el casco, simples
nubes sueltas de material finísimo que a esas
alturas habían atrapado ya a la mitad de su
equipo.
Sus oídos estaban colmados de gritos: de su
equipo, de otros en el interior de la nave, incluso
de Lain. Intentó recordar cómo apagar los
canales: resultaba demasiado estridente, y no
podía pensar. El trueno de su propia respiración
ronca rugía por encima de todo, como un gigante
que jadease en cada uno de sus oídos.
Vio a otro miembro de su equipo que se separaba
del casco, cancelando el agarre de sus botas sin
que nada más lo anclase. Simplemente se alejó
flotando, ascendiendo hacia el infinito. Si su traje
tenía propulsores, ahora no funcionaban. El
infortunado continuó su camino, alejándose cada
vez más, como si sencillamente no pudiera
soportar compartir la nave con los atareados
monstruos que estaban decididos a penetrar en
ella.
Otra araña aterrizó sobre la mujer atrapada al
lado de Karst, impulsada por un salto colosal con
las patas extendidas. Karst la oyó gritar, e intentó
acercarse, procurando apuntar a la cosa mientras
la mujer manoteaba y la golpeaba con sus manos
enguantadas.
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