Page 227 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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UNA NOCHE O UNA MAÑANA CUALQUIERA
EL hombre había fumado un paquete de cigarrillos
en dos horas.
—¿En qué punto del espacio nos encontramos en
este momento?
—A un billón de kilómetros.
—¿A un billón de kilómetros de dónde? —dijo
Hitchcock.
—Depende —dijo Clemens, que no fumaba.
—Dilo, entonces.
—Nuestra casa. La Tierra. Nueva York, Chicago. El
lugar de donde venimos. Cualquiera que sea.
—No me acuerdo —dijo Hitchcock—. Ni siquiera
se si la Tierra existe. ¿Y tú?
—Sí. Soñé con ella esta mañana.
—No hay mañanas en el espacio.
—Esta noche entonces.
—Siempre es de noche —dijo Hitchcock
suavemente— ¿De qué noche hablas?
—Cállate —dijo Clemens irritado—. Déjame en
paz.
Hitchcock encendió otro cigarrillo. No le temblaban
las manos, pero parecía como si se estremeciese
bajo la piel tostada por el sol. Un leve
estremecimiento en las manos, y un invisible
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