Page 305 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Un silencio susurrante. Un silencio de insectos en
las paredes del cohete. El zumbido de insecto de las
menudas bobinas, los pistones y los ejes de las
ruedas. Un silencio de hombres acechantes. Un
silencio de glándulas que emitían,
acompasadamente, lentamente, unas gotas de
sudor, en las axilas, sobre las cejas, bajo los ojos
apagados y fijos.
—¡Atención! ¡Prepárense!
Ettil trató de sostenerse clavándose fuertemente las
uñas en la razón. Silencio… silencio, silencio.
Espera.
—¡Tiiii… ti… tiii!>/em>
—¿Qué es eso?
—¡Una radio de la Tierra!
—¡Sintonicen!
—¡Están tratando de comunicarse con nosotros!
¡Sintonicen!
—¡Tii… ii!
—¡Aquí están! ¡Escuchen!
—Aquí la Tierra, llamando a la flota de invasión
marciana.
El atento silencio, el zumbido de insecto
retrocedieron para que la penetrante voz de la
Tierra resonara en las cámaras llenas de hombres
expectantes.
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