Page 94 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
P. 94
dormía, comía muy poco, jamás dejaba de moverse.
Ahora se le movían los labios, pálidos, viejos y
afilados.
—Realmente, Martin, no sé por qué nos tomamos
tantas molestias. Construimos cohetes, afrontamos,
buscando a estos hombres, la difícil travesía del
espacio, y así nos pagan. Con indiferencia. Mire a
esos idiotas yendo de un lado a otro. ¿No
comprenden qué importante es esto? El primer
cohete interplanetario que llega a estas tierras de
provincia. ¿Cuántas veces pasa? ¿Están hartos
acaso?
Martin no lo sabía.
El capitán le devolvió cansadamente los
binoculares.
—¿Por qué hacemos esto, Martin? Me refiero a estos
viajes por el espacio. Siempre adelante. Siempre
buscando. Los nervios siempre en tensión. Nunca
un instante de reposo.
—Quizá buscamos un poco de paz y tranquilidad.
Indudablemente no hay nada parecido en la Tierra.
—No, no hay, ¿no es cierto? —El capitán estaba
pensativo. Se le había pasado el enojo—. No desde
Darwin, ¿eh? No desde que tiramos todo aquello
por la borda, todo aquello en que creíamos, ¿eh? El
poder divino y todo lo demás. ¿Y cree usted que por
eso viajamos a las estrellas, Martin? En busca de
nuestras almas perdidas, ¿no es así? ¿Tratando de
93

