Page 98 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—¿Y eso es tan maravilloso?
—Sí, capitán.
—No entiendo. —El capitán miró de frente a
Martin, escrutándole el rostro y los ojos—. Ha
estado bebiendo, ¿eh? —le preguntó con
desconfianza—. No entiendo —añadió, echándose
hacia atrás.
Martin miró la ciudad.
—Capitán, si no entiende, no puedo explicárselo.
El capitán siguió la mirada de su ayudante. Sobre la
ciudad tranquila y hermosa reinaba una inmensa
paz. Se incorporó, sacándose el cigarro de la boca.
Lanzó una ojeada a Martin, y luego miró las
doradas cúpulas de los edificios.
—No querrá decir… no puede querer decir… Ese
hombre de que me habla no puede ser…
Martin asintió con un movimiento de cabeza.
—Eso mismo, capitán.
El capitán permaneció unos instantes inmóvil y
silencioso.
—No lo creo —dijo al fin.
Al mediodía el capitán Hart entraba a grandes
pasos en la ciudad, acompañado por el teniente
Martin y un asistente que llevaba un equipo
electrónico. De cuando en cuando se reía
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