Page 256 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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una forma tranquila y peculiar, que llegaran esas largas
noches más allá de Neptuno para leer a Mangosta y
descubrir qué pensaba de Ratita de Agua, de Topo, de Sapo
y de Tejón.
Paz, o lo más parecido que Izrael Irizarry pudiera lograr.
Había limpiado su cubículo en los barracones
transitorios, se había colgado la bolsa al hombro con
Mangosta montada en el otro y veía ya el muelle de la Erich
Zann cuando una voz detrás de él lo llamó por su nombre.
La coronel Sanderson.
Se detuvo en mitad de una zancada, indeciso sobre si
darse la vuelta y saludarla o salir corriendo como un conejo,
pero entre tanto ella lo alcanzó.
—Señor Irizarry —dijo—. Esperaba que pudiera
invitarle a una bebida antes de que se fuera.
Irizarry no logró contener la mirada de intensa sospecha
que le dedicó. Ella extendió las manos, en señal de honradez.
—De verdad. Nada de amenazas, ni de trucos. Solo una
bebida. Para darle las gracias. —Tenía una sonrisa torcida;
sabía lo poco fiables que sonaban esas palabras en la boca de
una comisaria política.

