Page 255 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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paso de los mineros de hielo, había dicho con una sonrisa
mordaz— e Irizarry sintió que quería estar por un tiempo en
salvamentos. Habría caza en abundancia para Mangosta y
no se pondría en peligro la vida de nadie. Incluso un
magnapresa no era mucho más que un caso de indigestión
para una boojum.
Se había ido de la oficina de la patrona de la estación con
el dinero; ni siquiera había tenido que hablar con Lee, quien
por lo que se decía, no iba a seguir siendo la patrona por
mucho tiempo. O eras poco eficaz o cabreabas a tu comisario
político, pero no las dos cosas a la vez. Estaba más que claro
que su secretaria no quería molestarla así que fue fácil decir
«teníamos un contrato» y quedarse allí plantado y sonreír.
No era la tarifa doble que le había prometido, pero ni
siquiera quería eso. Solo el dinero que le debían.
Así que su trabajo había concluido. Había acercado a
Mangosta a la Erich Zann y, en la medida en la que él y la
capitana Álvarez podían saberlo, la boojum y el cheshire
parecieron gustarse. Irizarry se había comprado ropa
interior nueva y dejó que Mangosta escogiera un nuevo par
de pendientes para él. Y puesto que se había decidido a
derrochar —ya que estaba en la estación Kadath más le valía
aprovecharlo—, se compró una selección de libros para su
lector, incluyendo El viento en los sauces. Estaba deseando, de

