Page 64 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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—Lo harías —replicó—. Si quisieses. Pero ¿no
preferirías vivir libre, la katún de un kan, y recolectar los
diezmos en vez de pagarlos?
—¿Y qué hay de la paz del kanato? Llevamos mucho
tiempo, Temel, sin guerra. La única discordia es tu
discordia.
—¿Y qué hay de vivir libre del mandato de un
gobernante supremo?
—¿Mi libertad para convertirme en un gobernante
supremo? —replicó.
Él sonrió. Era un hombre atractivo.
—¿Cómo de vastos son tus ejércitos? —preguntó
Nilufer.
Él estaba ya tan cerca que podía sentir su calor. Ella
apretó los dientes, no de miedo sino porque no quería que
le castañeteasen. En la oscuridad oyó más cánticos, más
ruido. Otro talud respondió al primero.
—Lo bastante. —Alargó el brazo y le dio unas
palmaditas a la superficie áspera de la bestia sobre la que
ella se reclinaba—. Hay mucho de valor en un talud. —Y
entonces le tocó el hombro a ella, con el mismo afecto—.

