Page 63 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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—¿Por qué has venido, Nilufer?
—Mi madre quiere que me case contigo —respondió—.
Por tus ejércitos.
El bandido mostró unos dientes brillantes. Ahora no
llevaba máscara y a la luz de la luna podía ver que era
atractivo y bien proporcionado. Los ojos de Temel
permanecían clavados en su cara. Nilufer no pensaba cruzar
los brazos en busca de calor, menos aún cubrirse y que él
pensase que se avergonzaba.
—Ya estamos casados —respondió él—. Nos casamos
cuando desenvolviste aquel papel. ¿Pues quién podría
detenerme ahora?
Nilufer ya no tenía pintura en la boca. Se mordió un
labio a placer.
—Podría sacarte los ojos de las cuencas con mis pulgares
—le dijo—. Serías un estupendo príncipe de los bandidos sin
ojos.
Él se acercó un paso más. Llevaba botas y las rocas se
movieron a sus pies. Ella apoyó la espalda sobre el frío
costado del talud. Este zumbó contra sus hombros,
gorjeando.

