Page 103 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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—¿Te gusta? —dijo Harv. Había abierto la
puerta.
—¡No! ¡Sal! —gritó Nell.
—Nell, también es mi habitación —dijo Harv—.
Tengo que descompilar el viejo.
Más tarde, Harv salió con sus colegas, y Nell se
quedó sola en casa durante un rato. Había decidido
que sus niños también necesitaban colchones, así
que arrastró la silla frente al C.M. e intentó leer los
mediaglíficos. Muchos no los reconocía.
Pero recordó que Tequila usaba palabras cuando
no podía leer algo, por lo que intentó hablar.
—Por favor, obtenga el permiso de un adulto —
dijo el C.M. una y otra vez.
Ahora sabía por qué Harv siempre pulsaba con
el dedo en lugar de hablar. Pulsó el C.M. durante
mucho tiempo hasta que consiguió los mismos
mediaglíficos que Harv había usado para el
colchón. Uno mostraba a un hombre y una mujer
durmiendo en una gran cama. Un hombre y una
mujer en una cama más pequeña. Un hombre solo.
Un niño solo. Un bebé.
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