Page 101 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Mamá tiene que competir con todo tipo de chinas


              y  tías  que  no  sienten  respeto  por  sí  mismas  y


              trabajan  por  nada.  Por  tanto,  mamá  tiene  que


              trabajar por nada —miró al C.M. otra vez y agitó la


              cabeza—.  Patético.  En  el  Circo  de  Pulgas  tienen


              una Toma tan grande como esto —juntó las puntas


              de los dedos frente a él e hizo un gran círculo con


              los  brazos—.  Pero  éste  es  probablemente  del


              tamaño de tu meñique.





                  Se  alejó  del  C.M.  como  si  ya  no  pudiese


              compartir la habitación con él, chupó del zumo y


              vagó hacia el salón para meterse en un ractivo. Nell


              se limitó a mirar cómo la cuña verde se hacía más y


              más  grande  hasta  que  ocupó  medio  círculo,  y


              luego  empezó  a  tener  el  aspecto  de  un  círculo


              verde con una cuña blanca en él, que se hacía más


              y más estrecha, y finalmente la música llegó a su


              final justo cuando desaparecía la cuña blanca.





                 —Ya está —dijo.





                 Harv detuvo el ractivo, se metió en la cocina, y


              pulsó el mediaglífico que era la imagen animada de


              una puerta que se abría. El C.M. se puso a silbar.


              Harv miró su cara asustada y le desordenó el pelo;


              ella  no  pudo  defenderse  porque  tenía  las  manos


              sobre los oídos.


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