Page 109 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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trompe‐lʹoeil, que los querubines manipuladores
de átomos bailaban a su son, náyades para el
Neptuno ingeniero.
Las esquinas del fresco estaban ocupadas por
varias escenas; en la esquina superior izquierda,
Feynman y Drexler y Merkle, Chen y Singh y
Finkle‐McGraw reposaban en una misteriosa
buckybola, algunos leyendo libros y otros
señalando hacia el trabajo en progreso de una
forma que daba a entender una crítica constructiva.
En la esquina superior derecha estaba la Reina
Victoria II, que se las arreglaba para parecer serena
a pesar de lo llamativo de su asiento, un trono de
diamante sólido. La parte baja de la obra estaba
llena de pequeñas figuras, en su mayoría niños con
ocasionales madres dolientes, ordenadas
cronológicamente. A la izquierda estaban los
espíritus de generaciones pasadas que habían
vivido demasiado pronto para disfrutar de los be‐
neficios de la nanotecnología y (no se mostraba
implícitamente, pero se daba a entender)
destrozados por causas obsoletas como el cáncer, el
escorbuto, explosiones de calderas,
descarrilamientos, disparos, pogromos, blitzkriegs,
derrumbamiento de minas, limpieza étnica, fugas
nucleares, tijeras, beber líquido desatascador,
calentar una casa fría con carbón de barbacoa y ser
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