Page 111 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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habían percatado de la presencia de Hackworth


               en la sala eran el ingeniero supervisor Dürig, sus


               tenientes  Chu,  DeGrado  y  Beyerley,  y  unos


               ayudantes y mensajeros que estaban de pie en sus


               estaciones  alrededor  del  perímetro.  Eran  malos


               modos sorprender a los ingenieros, así que uno se


               acercaba haciendo ruido pero se les hablaba en voz


               baja.





                  —Buenos días, señor Hackworth —dijo Cotton.





                  —Buenos días, Demetrius. Tómese su tiempo.





                  —Estaré con usted en un momento, señor.





                  Cotton  era  zurdo.  Tenía  la  mano  izquierda


               metida en un guante negro. Cosido a él había una


               red de diminutas e invisibles estructuras rígidas:


               motores,  sensores  de  posición  y  estimadores


               táctiles.  Los  sensores  seguían  la  posición  de  la


               mano, cuánto se movía cada falange de cada dedo,


               y demás. El resto del aparato le hacía sentir como


               si tocase algo real.





                  Los movimientos del guante estaban limitados a


               un dominio más o menos hemisférico con un radio


               de  más  o  menos  un  codo,  mientras  el  hombre


               permaneciese  en  o  cerca  de  su  reposo


                                                                                                          111
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