Page 156 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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forma vagamente paternalista, que deberían sen‐
tirse satisfechos llamándole Doctor X; siendo ésa la
primera letra en la fonetización pinyin de su
nombre.
El Doctor X colocó el trozo de diamante en un
cilindro de acero inoxidable. A un lado había una
base con juntas de teflón con agujeros. El Doctor X
se lo dio a uno de sus asistentes, que lo llevó con
las dos manos, como si fuese un huevo dorado
sobre un cojín de seda, y lo unió a otra junta en la
red de tuberías masivas que cubría la mayor parte
de dos mesas. El asistente del asistente recibió el
encargo de insertar los relucientes tornillos y
atornillarlos. Luego el asistente le dio a un
interruptor, y la vieja bomba de vacío volvió a la
vida, haciendo que la conversación fuese
imposible durante un minuto o dos. En ese tiempo
Hackworth observó el laboratorio del Doctor X,
intentando descubrir el siglo y en varios casos
incluso la dinastía de algunos objetos. En un
estante alto había una fila de tarros de barro llenos
de lo que parecían menudillos notando en orina.
Hackworth supuso que eran vesículas biliares de
alguna especie ahora extinta, sin duda ganando en
valor por momentos, mejor que cualquier fondo
de inversión. Un armario de armas y un
primigenio sistema de autoedición Macintosh,
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