Page 283 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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to  en  la  medida  en  que  podamos  mesmerizarnos

               nosotros mismos. Encantarnos a nosotros mismos.

               Y me incluyo también en esa advertencia.


                      Muthoni volvió a mirar al fondo del túnel.

                      —Bien,  se  supone  que  yo  soy  una  doctora...,

               pero aquí todos somos inmortales, al menos duran‐


               te los próximos ochocientos años. ¿O para siempre?

               Así  que  estoy  de  más.  Supongo  que  ya  lo  sabía

               cuando rabiaba en el Infierno. Ahora me veo en el


               seguro de paro de Dios.

                      —Sí, tórnalo de esa manera. Es el seguro de pa‐


               ro de Él..., o de Ello. Tienes como paciente a un ex‐

               traterrestre  sobrehumano  que  está,  digamos,  em‐

               pachado... de nosotros. Y los síntomas se manifies‐


               tan en todo este mundo. Y tú, Denise, ¿no te gusta‐

               ría saber cómo prueba eso de dirigir toda una eco‐


               logía con sólo proponérselo?

                      Aunque aquélla era la trampa reservada espe‐

               cialmente para seducirla a ella..., no podía dejar de


               evocarla, aunque momentos antes la había puesto

               en  guardia.  Estaba  seguro  de  que  los  tres  debían

               bajar juntos por el túnel.


                      —Imagino  una  ecología  maravillosa,  jardines

               en todas partes, y personas conscientes de los pro‐

               cesos mágicos en curso. Pero debe terminar alguna


               vez, ¿no? Es preciso que el paciente se cure.




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