Page 279 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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cha caverna o túnel que se abría en el suelo detrás

               de  aquélla,  descendiendo  en  pendiente  de  unos

               cuarenta  grados.  Las  paredes  del  túnel  tenían  un


               brillo  fosforescente,  y  se  iban  juntando  a  medida

               que  descendían,  como  si  el  túnel  permaneciese

               abierto  sólo  mediante  un  esfuerzo,  mediante  una


               compresión sobre las rocas que tendían a reunirse

               y cancelar aquel defecto en el suelo de la catedral,

               por lo demás impecable.


                      —El camino es estrecho —observó Sean.

                      —¿Adónde? —preguntó Muthoni.


                      —¿A la verdad? ¿A lo que Dios es? ¿A lo que

               ha olvidado que es?

                      —¿Y qué, si lo encontramos? ¿Será el milenio,


               ya mismo?

                      Sean abrió las manos, notándose un aire vaga‐


               mente episcopal, y eludió la pregunta.

                      —¿Qué  puede  pasar  dentro  de  ochocientos

               años o así? Quiero decir, ¿va a subsumirse todo es‐


               te mundo en el bulto que dice Denise? ¿En una me‐

               ta‐entidad?  ¡Ah!  ¡Eso  es  lo  que  Dios  querría  que,

               creyerais! —bromeó Muthoni, aunque con algo de


               rabia—. Él no piensa que esto pueda funcionar sin

               un poco más de orientación psicológica que la que

               asimiló el viejo Knossos.


                      —No  la  toméis  conmigo  ahora  —dijo  Sean

               chasqueando los dedos con impaciencia—. Lo sien‐

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