Page 296 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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En  cuanto  a  lo  que  pueda  ser  Su  naturaleza  pro‐

               pia...,  bien, aunque no sé por qué, me parece que

               necesito verlo bajo Su luz, con Su misma longitud


               de  onda.  He  de  ver  la  luz  misma,  no  lo  que  ella

               alumbra,  no  el  holograma  a  escala  mundial  que

               proyecta.


                      Una idea súbita golpeó la mente de Muthoni.

                      —¡Figúrate! ¡Si nosotros tuviéramos un proyec‐

               tor capaz de envolver con una realidad terrestre só‐


               lida cualquiera de esas bolas de lodo que dan tum‐

               bos  por  el  espacio,  podríamos  ir  a  todas  partes  y


               asentarnos en cualquier parte! ¿Es eso lo que estás

               pensando?  ¿Que  podríamos  utilizarle  a  Él  como

               máquina  terraformante  para  otras  colonias  nue‐


               vas..., si aprendemos a controlar la proyección, tal

               como  Knossos  sabe  enfocarla?  Entonces  todo  esto


               no habría sido, en modo alguno, un desastre. ¡Qué

               maravilloso secreto llevaríamos a la Tierra!

                      —Depende de los flujos de la imaginación co‐


               lectiva.

                      —Bonito trabajo para un endopsico, ¿eh? ¿En‐

               cargarse de vigilar la psiquis colectiva? ¿Sintonizar


               las  proyecciones?  ¡Dar  forma  a  todo  un  mundo!

               Supongo que eso necesitaría algún tipo de simbio‐

               sis con el «Dios» o entidad proyectara. Aun así...,


               ¿crees que es eso lo que Él teme? ¿Por eso desco‐

               nectó  la  Schiaparelli?  ¿O  sería  por  voluntad  de

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