Page 6 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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arborescente de color entre rojo y rosado, lejos, ha‐

               cia el sur: un árbol de piedra recorrido interiormen‐

               te  por  largos  túneles  de  mármol  translúcido,  y


               plantado sobre un río que vertía sus aguas en un

               lago.

                      El hombre vestido hizo una mueca desdeñosa


               y luego sonrió.

                      Una urraca se había posado en una de las pun‐

               tiagudas frondas de piedra que coronaban la torre


               arborescente, parecida a una gigantesca yuca fósil.

               El  pájaro  encrespó  primero  sus  plumas  blancas,


               luego las negras, y por fin echó a volar.

                      El hombre vestido le gritó:

                      —¡Demasiado grande para tu pico, Corvo!


                      —Craac  —respondió  el  ave  con  su  graznido,

               mientras volaba en círculo.


                      —Ve allá —rió él.

                      El pájaro se alejó. Su vuelo le conduciría, mu‐

               cho  antes  de  que  llegara  el  hombre  desnudo,  al


               prado en el que había aterrizado la astronave. Pero

               el  hombre  no  se  daba  ninguna  prisa,  sino  que  se

               encaminaba hacia allá con aire pesaroso.




                      Loquela  salió  del  estanque  cubierta  de  gotitas

               de  agua.  Prudente,  se  había  sumergido  bajo  el


               agua,  conteniendo  el  aliento,  para  esquivar  el

               trueno de aquella cosa plateada que cagaba llamas.


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