Page 7 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 7
Estaba intrigada ahora, pero no le tenía miedo.
Después de sacudirse salió a la orilla, cubierta de
grandes perlas que parecían racimos de huevos..., y
que tal vez ahora empezaban a salir de su estado
mineral para ablandarse y formar una yema y una
clara.
Al verla, un mono hizo cabriolas y lanzó chilli‐
dos desde la orilla. Se tapaba los oídos con sus ne‐
gras manos peludas, y luego se dio una vuelta de
campana como para indicar que el mundo se había
vuelto del revés.
Un corpulento y bonito anfibio, de ojos inex‐
presivos y gran papada colgante, que parecía un
signo de interrogación, la interpeló también desde
la orilla con su resuelto asmático ¿Sería la hembra
que acababa de poner su hueva? Pero no, que ésa
todavía estaba grávida e hinchada. Sin duda, tenía
la conmoción de la reciente paliza sonora. Loquela
la tomó en brazos con bastante esfuerzo y la devol‐
vió al agua, donde luego se lavó la mucosidad. Más
lejos, el tritón con quien había festejado momentos
antes (o mejor dicho, había coqueteado con él, ya
que su pene erguido apenas se abarcaba con las
dos manos), aún azotaba las aguas azules con su
larga cola arqueada, contrariado por la molestia del
ruido. El tritón negro tenía la cabeza como un cas‐
co, con la cimera fuerte y carnosa y la visera bien
7

