Page 71 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—remedó los ojos saltones, y el torpe andar de los
batracios
Los contendientes se separaron al cabo de un
rato y quedaron sentados sobre la hierba, sonrién‐
dose mutuamente,
En este momento regresó Paavo de entre los
matorrales.
Venía solo, con las manos vacías, y desnudo,
pues había perdido también su propio traje.
—¡Malditos monos! ¡Maldita pícara! —aulló al
tiempo que echaba a correr, desnudo, hacia la ram‐
pa de acceso a la nave, sin dedicar apenas una
ojeada a los festejantes, excesivamente preocupado
por su propia negligencia.
Muthoni soltó una carcajada. Desde el interior
de la nave la indignada Tania sermoneó en ruso al
finlandés, y no dejó de hablar hasta verle otra vez
decentemente envuelto de gris plateado...
Austin Faraday parecía aún más distante y
ajeno a los acontecimientos, un capitán absconditus.
Jerónimo le con templó con expresión comprensi‐
va. No era tanto que se hubiese desterrado la disci‐
plina, sino que ya no había contexto para la autori‐
dad de Austin. Aquel mundo tenía su propio capi‐
tán, en el Edén, y éste había desconectado la astro‐
nave y dispuesto la sedición. Jerónimo se encogió
de hombros y sonrió con disimulo. No valía la pe‐
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