Page 75 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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hubiera poco que andar, sólo que el panorama pa‐

               recía  cambiar  con  mucha  más  rapidez  que  cual‐

               quier paisaje terrestre. Pronto se perdió de vista la


               ojiva de la astronave.

                      Sean, Muthoni y Denise avanzaban con soltura,

               conducidos  por  Jerónimo,  el  otrora  capitán.  Aun‐


               que  los  pies  de  los  recién  llegados  no  estuviesen

               aún habituados, como tampoco lo estaba el resto de

               sus  cuerpos  a  la  nueva  desnudez,  la  hierba  y  el


               musgo  eran  tan  suaves  como  las  propias  plantas

               descalzas. Evitaban con facilidad los brezales y los


               setos de zarzas, y mientras iban dando rodeos, ya a

               la  derecha,  ya  a  la  izquierda,  los  matorrales  y  los

               bosquecillos se revelaban como parte de un inmen‐


               so  laberinto  al  aire  libre  que  ofrecía  encrucijadas

               innumerables a quien lo recorriese.


                      A  la  vuelta  de  un  sendero  flanqueado  de  na‐

               ranjos cargados de lustrosa fruta madura en espe‐

               ra,  aparentemente  perpetua,  de  ser  tomada  por


               manos, garras o picos..., y sin que apareciese al pie

               ninguna  alfombra  de  corteza  mohosa  y  podrida,

               pasó un camello presumido que llevaba en equili‐


               brio  entre  sus  dos  lanudas  jorobas  una  gran  hoja

               cóncava, de color azul metálico, a manera de bar‐

               quilla  que  iba  repleta  de  gente.  Piernas  y  brazos


               desnudos  asomaban  de  la  barquilla  en  pataleta

               desordenada,  como  si  quisieran  hacer  caer  el

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