Page 66 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 66
rio), aunque acabasen de probar, momentos antes,
la carne de otro idéntico a aquél.
¿Tal vez contenían alguna enzima de acción
neurológica antihábito, además de proporciones
equilibradas de vitaminas y proteínas?, preguntó
Muthoni en voz alta.
Al pasar revista a sus propias reacciones, Sean
observó que cada variedad de fruto se distinguía
por una fuerte componente psicológica. En cierto
modo, las cerezas agilizaban la mente (era una ce‐
reza lo que Muthoni mordisqueaba en aquellos ins‐
tantes), mientras que la granada dejaba un sabor de
reverencia, de temor sagrado... Decidió que aquello
era una juerga mental, además de un relleno para
el estómago y un tónico para los nervios.
Fue Denise quien, después de morder también
una cereza, reparó en la ausencia de insectos mo‐
lestos..., y eso en un día de calor, mientras ellos te‐
nían las manos, las barbillas y los pechos empapa‐
dos de jugos que empezaban a solidificarse...
Además de los tres escuderos, Dimple, Dapple
y Dawdle, se habían unido a la fiesta otras dos mu‐
jeres: la una, de cabello negro ala de cuervo, cantu‐
rreaba en voz baja entre un bocado y otro; la otra,
una pelirroja cubierta de pecas y con cara de mu‐
chacho travieso, venía con una fresa tan grande
como una pelota de baloncesto. Con su delgado ín‐
66

