Page 226 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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la frente calenturienta. Que en un primer momento la
sangría dio excelente resultado, pero que su utilidad no
duraba mucho tiempo. Que nuestro guía Juan Nachi Cocom
brindó su auxilio y recogió en la selva ciertas hierbas que
había que suministrar a los enfermos para alivio de su
condición y para su curación, pero fray Joaquín lo rechazó y
lo amenazó con contárselo a los demás.
Que por este motivo Juan Nachi Cocom me rogó que lo
protegiera y no lo entregase a los soldados. Que lo escuché y
tuve miedo de perder al último guía que podía conducirnos de
regreso a Maní, y que así accedí a sus ruegos y lo escondí, y
vigilé hasta que Vasco de Aguilar estuvo tan fatigado que no
pudo sostenerse. Que no creí que Juan Nachi Cocom tuviera
nada que ver con el envenenamiento de los soldados, porque
habría sido muy fácil para él ocultarse en la selva tras realizar
el acto, a fin de regresar solo y sustraerse a una muerte
segura.
Que la mayoría de los enfermos morían de fiebre y tan
sólo sobrevivió uno de cada cinco. Que entre los que se
curaron se hallaba el señor Vasco de Aguilar, a quien la
infección había transmutado, en cinco días, de hombre
vigoroso a pálido espectro de rostro amarillento. Que el
entendimiento de los enfermos tardó más que su cuerpo en
recobrarse y durante largo tiempo padecieron terribles
pesadillas, y durante el día estaban malhumorados y tenían
miedo de todas las cosas, porque aún creían en un
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