Page 46 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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de reconocimiento que habíamos comandado el señor Vasco de
Aguilar y yo mismo. Que el tiempo fue clemente con
nosotros, puesto que, mientras no empezó la estación
correspondiente, no hubo más lluvias que la de aquel día.
Que la duda y el descontento crecían en nuestra partida,
y los soldados se preguntaban a dónde habrían ido sus
compañeros, así como los carros que habíamos dejado atrás.
Que el señor Vasco de Aguilar y yo mismo les respondimos
que los que se habían quedado con Gerónimo Núñez de
Balboa habían resuelto regresar a Maní, y que yo mismo
había encontrado un rastro de roderas y huellas de cascos que
las copas de los árboles habían protegido de la lluvia. Y añadí
que Vasco de Aguilar y yo habíamos hallado una nota del
señor Núñez de Balboa que explicaba que quería iniciar el
camino hacia Maní por cuanto se había declarado una fiebre
entre sus gentes; y que el origen de esa peste no podía hallarse
lejos del lugar donde se habían detenido, por lo que nuestra
partida tenía que alejarse de él cuanto antes posible.
Que muchos de ellos creyeron esta historia, porque
parecía más verosímil que lo que en verdad habíamos
descubierto. Que dimos cuenta de la verdad tan sólo a fray
Joaquín, el hombre de confianza de fray Diego de Landa, pero
que a todos los demás les hablamos en todo momento de las
tales fiebres. Que únicamente nuestros guías indios dudaron
de esta historia, pero por miedo al castigo no dieron a conocer
lo que sabían.
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