Page 52 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
P. 52
D Dm mi it tr ry y G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y S Su um me er rk ki i ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )
sorben los jugos entre sí, se marchitan y florecen, se
sacrifican por la crianza de su progenie, se vacían,
obtienen sus energías del sol, del aire, de la carne y de
la sangre, del agua y del fango para, al fin de su vida,
transformarse en abono de esta tierra feraz en la que
hormiguean los gusanos y nacen de nuevo en una
criatura distinta.
Mientras las rodajas de patata bañadas en nata
agria chisporroteaban sobre la llama azul del fogón de
gas, mis pensamientos se volvieron hacia la hoguera
purpúrea que los españoles habían encendido en uno
ciclos claros que ellos mismos habían abierto en el
bosque. Me imaginé a los conquistadores sentados en
torno al fuego, y el brillo rojizo de sus rostros morenos
y correosos con frondosas barbas negras, y los reflejos
sobre sus abombados cascos de acero. Allí estaba
sentado el señor Vasco de Aguilar: sin saber por qué,
me lo imaginaba con el cabello pelirrojo y desgreñado,
achaparrado y enérgico, siempre dispuesto a
desenvainar la espada. No tengo ni idea de dónde
saqué esa imagen. Hasta aquel momento, Vasco de
Aguilar había figurado tan sólo a modo de compañero
del autor, casi sin palabras propias.
Página 52

