Page 141 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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equivocó al hacer el cómputo en el número onceno
y vió con desaliento que cada vez acertaba menos
los números que iba cantando el croupier. Furioso,
hacía rectificaciones; pero le era imposible acertar.
Ganó el de la mesa 217, que estaba al otro lado de la
suya. Era un individuo de talla gigantesca que tenía
un mentón que parecía un farol. Reía muy
satisfecho mientras le pagaban.
En las tres jugadas siguientes, Alan adquirió
más destreza, pero no ganó. Veía sus defectos, pero
nada podía hacer para corregirlos. No tenía el don
de Hawkes de concebir dos o tres combinaciones
para las jugadas venideras. Alan sólo sabía operar
con lo concreto, no sabía fabricar las rápidas series
de aciertos que conducían al triunfo. Ya hacía casi
una hora que se hallaba en la sala sin haber logrado
provecho alguno.
Empezó y acabó la siguiente jugada.
—La mesa ciento once gana ciento cincuenta
créditos — dijo el croupier.
—¿Quién será el ganador esta vez? — se pre‐
guntó Alan.
El afortunado llegó al centro de la sala, donde
estaba la tribuna. Alan lo miró. Era un hombre alto,
de unos treinta años de edad, cargado de espaldas,
que tenía la mirada vidriosa.
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